Don Pancho era el más bondadoso de los hombres. Poseedor de una imaginación sin límites, le gustaba contar historias plenas de sabiduría y humor, todas ellas con finales aleccionadores. Niños y adultos se reunían para escucharlo, reír y ser felices.
En mérito a su cuento de la yuca gigante, el pueblo se olvidó de sus hombres y apellidos para llamarle, simplemente, Don Yuca, rebautizo que no le produjo la más mínima molestia.
Julio Garrido Malaver, nuestro clásico autor liberteño-cajamarquino, rescató aquellos cuentos y nos legó esta joya literaria. Disfrutémosla.