Este libro rescata de manera magistral el temperamento y la idiosincrasia del poblador común norteño; nos ofrece historias verosímiles condimentadas con giros idiomáticos, ocurrencias jocosas y personajes entrañables. Gracias a historias sencillas pero contundentes, estos relatos nos entretienen y nos enseñan a disfrutar hasta de los actos más simples de la vida. Sin duda, uno de los pocos libros que tiene el raro privilegio de involucrarnos desde la primera hasta la última línea.
Cuentista del desierto es, por tanto, una excelente oportunidad para alejarnos de la rutina devastadora de los días y sacar lustre a nuestra gastada sensibilidad.